Si buscas algo y no sabes qué.
Y al mismo huyes y no sabes de qué.
Si buscas a alguien y no sabes a quién.
Y al mismo tiempo huyes y no sabes de quién.
Quédate aquí. Yo hacía lo mismo. Si te sirve, te lo cuento.
Te advierto que no va a ser fácil.
Sólo tú puedes llegar aquí.
Quizá haces todo lo posible para alejarte de algo que te aterra y no tienes ni idea de que lo estás haciendo. Esconderás el miedo mientras corres lo más rápido que puedes. Prefieres no mirar.
Al mismo tiempo, cuando alcanzas lo que crees que buscas, descubres que no era eso lo que buscabas. Y empiezas otra vez.
Llenas tus días de voces que justifiquen tus pasos y los reafirmen.
Tu vida se ha convertido en una persecución y una huída.
Llenas tu día de causas que te alejan de ti.
No consigues escapar y tampoco llegas.
Que desasosiego.
¿Te levantas con gravedad pensando en la jornada?
¿La culpa siempre es del otro?
¿Eres perseguidor o perseguido?
¿Maldices tu mala suerte, criticas sin piedad a los que envidias, les apuñalas y luego les halagas a la cara?
¿Se te atraganta la oficina, tus compañeros, tus tareas, tu pareja, tu reflejo?
¿Cuántas veces has dicho que sí y querías decir que no?
¿Cuántas veces te has quedado cuando querías irte?
¿Has empezado a hacer deporte o sigues comiendo y regocijándote en la culpa?
¿A cuántas personas has herido mientras te decías que lo hacías para salvarlas?
¿Cuántas horas miras tu móvil al día?
¿Cuántas veces repites que no tienes tiempo para eso que dices que gustaría hacer si tuvieras tiempo?
¿Cuántas veces te imaginas haciendo eso que no te atreves a hacer?
¿Cuántas veces al día te desacreditas?
¿Pruebas a ir por otro camino?
¿Hablas con desconocidos o desconocidas?
¿Te has cortado el pelo?
¿Has hecho algo?
Abre tus propias interrogaciones. Y respóndete con el cuerpo.
¿Te encoge o te expande?
Sólo voy a decirte una cosa que creo que sé:
Cuanto más corras, más te alejarás de ti.
Lo que buscas es precisamente de lo que estás huyendo.
Ya te lo he dicho. Ahora, haz lo que puedas.